Eva Finkelstein Veliz fue una mujer extraordinaria y llena de vida, dedicada a su familia y a todos quienes la rodeaban. Aunque nació como Katia, siempre prefería que la llamaran Eva, un nombre que quienes la conocieron guardarán con cariño. Hija de Saúl Finkelstein y Lucy Veliz, compartió una vida plena junto a su esposo, Moisés Derezunsky, con quien tuvo tres hijos: León, Daniel y José Pablo, que fueron su mayor orgullo y alegría.

Un poco de sus gustos

Eva fue una apasionada hincha del club Santiago Wanderers, compartiendo ese amor por el equipo con su padre. Además, destacó como una presidenta ejemplar del Centro de Padres del Colegio Víctor Domingo Silva, donde su liderazgo y calidez dejaron una marca duradera en la comunidad escolar. Su dedicación como madre y amiga era evidente, y siempre encontró en su gran amiga, Glorita Godoy, una compañera de confidencias y risas, alguien que estuvo a su lado en momentos felices y desafiantes.

Amaba escuchar las canciones de Juan Gabriel, que parecían resonar con su espíritu alegre y generoso. Disfrutaba de los pequeños placeres de la vida, especialmente de la buena mesa, y tenía una curiosidad insaciable por el mundo que la llevó a viajar y a vivir experiencias que enriquecieron su vida. Los momentos familiares eran sagrados para Eva, y mantuvo lazos cercanos con sus hermanas, Luisa y Lea, con quienes compartió incontables recuerdos y alegrías. Sus sobrinos y sobrinas también ocuparon un lugar muy especial en su corazón, y disfrutaba de cada momento compartido con ellos.